Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El timo de la autovía

A partir de 2024 tendremos que pagar no sólo para ir a Cádiz, sino también a Huelva, a Córdoba, a Málaga o a Mérida

E L 1 de enero de 2020, apenas dos meses y medio antes de que la pandemia nos encerrase a todos, los sevillanos dejamos de pagar siete euros largos cada vez que queríamos ir a Cádiz por autopista. Llevábamos 48 años parando a la ida y a la vuelta en el peaje de Las Cabezas y aguantando las interminables colas que allí se formaban en los fines de semana de verano. En casi medio siglo había dato tiempo para amortizar la inversión que se había realizado y para dejar limpios beneficios a los concesionarios que se sucedieron en su explotación. Los sevillanos pagábamos una especie de impuestos añadido por desplazarnos hasta la provincia vecina. Una y otra vez, gobiernos del PSOE o del PP prometían sin cumplirlo el final del peaje.

Como todo llega en esta vida, la supresión de la barrera llegó con el hoy marginado José Luis Ábalos al frente del Ministerio de Fomento. Y ya entonces se barruntaba lo que parece que va a ser una realidad a partir de 2024: que, como la alegría dura poco en casa del pobre, vamos a tener que pagar no sólo para ir a Cádiz, sino también a Córdoba, a Málaga, a Huelva o a Mérida. Es decir que nos van a hacer una especie de timo de la estampita, versión autovía. En el clásico te enseñaban un billete de verdad como señuelo para colocarte cuando no te dieras cuenta un sobre lleno de recortes de periódico. En el de ahora te quitan durante un rato el peaje de una carretera para colocártelo en todas cuando más descuidado estés.

La teoría de que hay que pagar por lo que se usa y que los que no circulan por una autovía no tienen porqué sostener su mantenimiento tendría algún sentido si se aplicase también al resto de los servicios que se da desde lo público a los ciudadanos. Por ejemplo, a los hospitales a los que, mientras no sea necesario, no vamos, o a las escuelas y universidades que no utilizamos. Pero creo que todos los que pagamos impuestos entendemos que parte de lo que ganamos con nuestro trabajo se vaya a financiar instituciones y actividades de las que no somos directamente beneficiarios. Esta es la base del Estado del Bienestar, que mientras no se demuestre lo contrario es el mejor sistema de redistribución de rentas que hemos encontrado, y de cualquier modelo impositivo, incluso del nuestro que tiende a sobrecargar a las clases medias sujetas a la transparencia de una nómina.

Pagar un peaje por el mantenimiento de las autovías del Estado no deja ser un contrasentido, tanto como que la Administración aplique mecanismos que a la postre consisten en cobrarle dos veces al ciudadano por lo mismo: una vez como contribuyente fiscal y otra como usuario. Porque lo que no aparece en ningún sitio es que vayamos a tener rebajas en el pago de impuestos, sino todo lo contrario.

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