BREVIARIO

Alejandro V. Garcia

El tío del puro

EL gusto por los debates energúmenos es tan consustancial al hispanismo racial como la atracción por los toros y el tabaco. Duele reconocerlo pero es así. Por esa razón toros y tabaco (o tabaco y toros, tanto monta) son dos refriegas correosas, acaloradas, patrióticas y eternas. Un tipo cabreado mordiendo un puro en el tendido del seis es una imagen cabal del tradicionalismo español. Dos tipos encabritados intercambiando improperios sobre la ley antitabaco es otra imagen exacta de las dos Españas. Y la foto de un zopenco arreando leñazos al incauto que le pide amablemente que apague el cigarrillo es una reedición de los grabados negros de Goya. Con las brasas del tabaco aún humeando, Radiotelevisión Española ha anunciado que no retransmitirá más corridas de toros. Se pasa al bando antitaurino. Las razones que alega son múltiples aunque indecisas, como si le diera miedo acertar: las corridas son caras, no tienen audiencia y las emisiones coinciden con el horario infantil. ¡La que se va a liar! Pronto saldrá a escena la patria traicionada, los estoconazos con alevosía y Saturno devorando a sus hijos. Y por supuesto, el tío que fuma el puro en el tendido del seis recriminará muy cabreado la comisión del penúltimo sacrilegio. Bien mirado nada ha cambiado en siglo y medio.

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