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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

De la tragedia, a soñar la remontada

Varios partidos en un solo partido hace que el Sevilla albergue ciertas esperanzas de éxito

Noche muy grande de Champions con el punto negro de la ausencia de calor ambiental y varios partidos en uno solo. Se empezó con la ilusión que siempre da abrir el marcador para pasar a un estado depresivo en el que se temió lo peor, que era considerar inútil viajar a Dortmund. Y de esa depresión en la que tanto tuvo que ver el noruego Haaland se pasó a un quiero y casi puedo que hizo que el partido se le quedara corto al Sevilla.

No pudo empezar mejor el pleito para el Sevilla, ya que tras un breve cambio de golpes, Suso, con la ayuda de Hummels, abría el marcador. Se presagiaba una noche de gloria más en Nervión, pues el equipo de Lopetegui había metido a los alemanes en su campo y sólo lo que Sancho creaba por la izquierda podía acarrear inquietud. Pero no iba a ser así, ya que muy pronto igualaba Dahoud para que apareciese antes de lo deseable Erling Haaland para un doblete demoledor.

Se llegaba al intermedio con un inquietante 1-3 y a esas alturas del juego parecía que quien lleva razón es Lopetegui, que en la previa, en su típica alabanza del rival de turno, declara sin ambages que quien parte de favorito en esta eliminatoria es el Borussia Dortmund, que no parece que sea el inquilino de la sexta plaza en la Bundesliga. Claro que a esas alturas, y con el crédito que atesora el Sevilla, lo último que se pierde es lo que nunca debe perderse, la esperanza.

Y aunque viste de verde, la esperanza apareció en la yerba de Nervión. A la hora, Lopetegui había cambiado medio equipo y no se sabe si es que los alemanes prefieren guardar la viña, pero ni Haaland vuelve a inquietar ni el Sevilla es ya un saco de recibir golpes, sino una máquina de darlos. Y el partido cobra una dimensión que hace pensar que, una vez mas, el milagro es posible. Al menos se redujo distancias y ya no hay por qué anular los billetes para el Rühr.

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