Qué significativa me pareció la apreciación de Roberto Ontiveros, el alma mater de 'Gran Hermano', cuando en una mesa redonda del Festival de Vitoria afirmó que sí recordaba que en la facultad le habían explicado que la televisión debía formar, informar y entretener. El famoso trípode. Pero lo que nadie le había dicho es que tuviese que hacer las tres cosas a la vez.
No sé si Ontiveros es el director de 'Gran Hermano', porque la persona que figura en ocasiones como tal es Pepa Alvaro. Lo que me llama la atención es que esta tenga tan claro este aserto a modo de declaración de principios. La televisión debe formar, informar y entretener, pero si la que yo hago se queda solamente en la tercera acepción no pasa nada. Otros se ocuparán de la primera y la segunda. Perfecto.
El 'Gran Hermano 11' poblará los rincones de Tele 5 hasta las vacaciones navideñas. No es fácil captar la atención durante tanto tiempo. Tampoco es fácil atrapar a los espectadores, dando más de lo mismo, durante toda una década. El formato arribó a nuestro país cuando el nuevo siglo tocaba a las puertas, y la presente edición se va a plantar en el mismísimo 2010. Misión cumplida.
El empeño en ficcionalizar el reality, el juego de verdades y mentiras que los guionistas se traen entre manos, tiene su mérito. El hecho de que desde la denominación de una de las casas como 'casa espía' habla elocuentemente sobre los intentos de dotar de suspense a la trama. El equipo que capitanea Roberto Ontiveros está en su sitio. Y no engaña a nadie. La televisión debe formar, informar y entretener. No necesariamente en ese orden. Ni todo a la vez. Quede claro.
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