La ventana

Luis Carlos Peris

En el triste apogeo de los comedores sociales

VENÍA ayer en estos papeles. Era como un retrato psicológico de la situación, el fiel reflejo de por dónde van las aguas en este momento de desesperanza que atravesamos y del que dicen los que saben, o dicen que saben, que la crujía va para largo. Ya el otro día reflejaba aquí mismo que la afluencia mayor de clientes que tiene el Cortinglés del Duque no es en camisería, ni perfumería, ni agencia de viajes ni nada de nada, ni siquiera en Oportunidades se aglomera tanto personal como se agolpa ante el despacho de Loterías y Apuestas del Estado situado entre el relojero y el estanco. Ayer se abundaba en estos papeles sobre el drama, pero con un ingrediente más que nos retrotrae a un tiempo que no creíamos que fuese a volver. Se trata del auge de los comedores sociales, con estampas como aquellas de posguerra con colas dándole la vuelta al convento convertido en comedor de pobres. Un dolor.

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