La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Qué tristeza de Madrugá con Ley Seca

Está claro que muerto el perro ya no hay rabia y que con la Ley Seca disminuye el riesgo de Madrugona, pero qué triste resulta lo de tener que tomar esta medida para que la excelsa Madrugada (Buzón dixit) discurra sin interferencias. Que ha dicho el alcalde que el Gran Poder y el alcohol no son compatibles, pero es que el alcohol ingerido en exceso no es compatible con nada y no por eso está vigente una permanente Ley Seca. Vivimos tiempos extraños mediante una educación por los suelos que impele a que el mandarinato de turno tenga que adoptar medidas tan represivas como dictatoriales. Y eso es triste, muy triste, como una pérdida de confianza en el ser humano que, eso sí, se la ha ganado a pulso. La Madrugá de Sevilla no se merece que los bares estén cerrados y la ciudad como en toque de queda, pero esa represión la hemos logrado entre casi todos, qué pena.

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