Editorial

El turismo intenta capear la crisis

LOS datos oficiales hechos públicos ayer sobre la situación del sector turístico en España dibujan un panorama que, sin ser idílico, no tiene los tintes catastróficos que podrían esperarse de la situación de grave crisis económica por la que pasamos. Aunque las cifras globales son negativas -la llegada de turistas extranjeros ha caído un 10% a nivel nacional y un punto más en Andalucía, según el Ministerio de Industria-, este descenso de la afluencia turística está poco a poco moderándose en relación a registros anteriores, lo que permite mirar el futuro con ciertas dosis de optimismo, aunque sin bajar la guardia ni olvidar las cautelas necesarias para atenuar los efectos que la recesión tiene sobre uno de los sectores económicos más importantes del país. La tendencia global a la baja en la llegada de extranjeros, en todo caso, no parece minar los tradicionales caladeros de visitantes. Los mercados británico, alemán y francés, junto al nórdico y al italiano, siguen respondiendo, aunque con ciertos altibajos. Por otra parte, en momentos de crisis lo lógico es que esta caída de turistas foráneos pueda compensarse, al menos en parte, con una afluencia de turistas nacionales más intensa. Éstos suelen buscar los llamados destinos "de proximidad" en tiempos económicamente convulsos. En Sevilla, que debido a las temperaturas estivales suele tener registros de visitas tradicionalmente bajos, el panorama no es tan alentador. Las pernoctaciones han caído un 10% desde inicios de año y los hosteleros cifran en un 30% el retroceso en el nivel de ingresos que acostumbran a facturar en esta época del año. "Es el peor verano en mucho tiempo", dicen algunos empresarios. Pero lo cierto es que el precio -tras la implantación del euro- hace tiempo que dejó de ser un verdadero factor diferencial para venir a Sevilla, que sigue sin conseguir invertir su tendencia casi secular: ser un destino turístico de paso, donde la estancia media de los visitantes no supera casi nunca los dos días consecutivos. Incluso menos. La oferta estival sigue siendo escasa o se centra en los recursos tradicionales. Ni el calor ni la crisis ayudan por ahora a cambiar esta estampa.

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