Cuando hasta altos cargos del Gobierno desvirtúan la Historia qué se puede esperar del común de una sociedad tan inculta como la que padecemos. El inefable Ábalos, aquél que fue cómplice del Delcygate, habla en público y afirma con todo el morro que Julián Besteiro murió asesinado por los fascistas. No puede esperarse nada de una gente que ha posibilitado la incuria y la falta de educación que nos rodea. Si se miente en cuestiones tan claras como la de que el pobre Besteiro, uno de los personajes más íntegros de aquel tiempo de barbarie compartida, murió tísico en la cárcel de Carmona, cómo puede creerse nada de lo que digan Ábalos y sus cuates. La ignorancia va de la mano de la desvergüenza y repito que todo debió empezar cuando el maestro animó al tuteo a sus discípulos. Tanto arraigó la práctica que ya hasta el cajero automático te habla de tú.
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