DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

hoja de ruta

Ignacio Martínez

Un poco de urbanidad

LA gente vota mayormente por intereses. Así que hay que convenir que el PP en Galicia y el PNV en el País Vasco representan mejor que el resto de partidos el provecho que gallegos y vascos esperan sacar de las elecciones de ayer. Pero también hay quien vota por ideales. Desde los más nobles hasta los más cobardes. Ejemplo de estos últimos son los seis matones que fueron a echarle encima a Patxi López unas pancartas a favor de los presos de ETA, pero se insolentaban cuando los guardaespaldas les empujaban para separarlos.

El resumen que se extrae de las palabras de los provocadores es un retrato en miniatura de la amenaza permanente que se ha vivido en Euskadi durante décadas. Dicho por quienes se creen en propiedad de la verdad absoluta, por quienes no es que piensen que sus ideas son las mejores, sino las únicas correctas: "No me pongas la mano encima. Te aviso; la primera vez. ¡La gente que esté armada no puede estar en el colegio. Aquí no se puede ir con pistola, fuera! Se os ve la piel. ¡Que no me pegues hostia!". Pidiendo guerra, vamos. La providencia nos libre de quienes no tienen dudas, de los iluminados, de los fundamentalistas, cualesquiera que sean sus ideales, sus creencias.

Ha votado menos gente que otras veces tanto en Galicia como en el País Vasco, pero quizá se deba más al mal tiempo que al desánimo. Y eso que aquí los gobernantes nos han dicho tantas veces que hacen recortes y más recortes porque no tienen más remedio, que no queda otra, que el personal se ha desencantado. Y al fatalismo político sigue el egoísmo particular, sea independentismo catalán o la evasión de impuestos de cada hijo de vecinos. Aunque suben los tributos, cada vez se recauda menos. No sólo por el hundimiento del consumo interno, también porque como las circunstancias han empeorado para todo el mundo, el contribuyente se siente menos obligado con los demás.

Esto por hablar de las responsabilidades directas. Pero hay muchas cosas que se pueden hacer por nuestros conciudadanos que no suponen un gran esfuerzo y les harían la vida más fácil. No son sólo grandes asuntos, que están muy bien, como la solidaridad con los menos favorecidos, sean inmigrantes sin papeles o parados de toda condición, que al menos necesitan asistencia sanitaria, educación para sus hijos y subsidios de subsistencia. También hay multitud de pequeños detalles que ayudan mucho a sobrellevar el día a día. Hay quien los practica: una sonrisa, evitar molestar a vecinos con un ruido excesivo, no tirar papeles al suelo o escupir, ser puntuales, no circular en contramano, saltarse semáforos o aparcar en segunda fila…

Sumemos a los ideales e intereses, un poco de urbanidad, como si el futuro estuviese en nuestras manos. Además, es gratis.

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