El alcalde ha hecho esta semana lo que debía: dejarse de ferias y otros asuntos imposibles y ponerse a trabajar en lo que toca, que es pensar en la Sevilla que nos vamos a encontrar cuando todo esto pase, lo que no va a ser una tarea fácil ni cómoda. Para ello ha convocado a los portavoces de todos los grupos representados en el Ayuntamiento para elaborar un plan de reconstrucción que lo antes posible ponga en funcionamiento otra vez a una sociedad que ha quedado paralizada y con sus recursos para crear empleo y bienestar devastados. Juan Espadas ha encontrado algo más que buena disposición en todos los convocados, desde Beltrán Pérez del Partido Popular, del que lo separa un profundo foso de desconfianza mutua que habrá que superar, hasta la podemita Susana Serrano, que lleva tiempo optando por una vía pragmática que la aleja de los maximalismos tan propios de su formación política. La música por ahora suena bien. El problema va a ser ponerle letra y que cada uno sea capaz de renunciar a cosas en favor de un acuerdo que dibuje muy claro qué se puede hacer desde el Ayuntamiento para que en Sevilla cambien todas las cosas que van a tener que cambiar si queremos evitar que la ciudad sufra una depresión parecida o peor que la que siguió a la Guerra Civil y de la que no fue capaz de recuperarse en muchas décadas.

La ciudad no puede permitirse el lujo de que todo quede en una foto en la Plaza Nueva y un acuerdo para permitir que haya muchos más veladores en terrazas todavía más grandes o sellos de calidad que al final no sirven para gran cosa. Sevilla va a necesitar mucho impulso para salir del atolladero en el que la han metido la pandemia y la débil estructura económica que ha sido arrollada por el virus de Wuhan, dependiente casi en exclusiva del dinero que se pudieran dejar los turistas y los empleos vinculados a la hostelería que éstos proporcionaban. Hace falta un plan estratégico que de verdad ponga en el mismo nivel lo importante y lo urgente y active potencialidades que hasta ahora no se han desarrollado porque se ha ido a lo cómodo y a lo de rendimiento inmediato. Ojalá el alcalde y el resto de la corporación estén en ello y no se pierdan en asuntos menores.

Éstos son tiempos de pacto. Pedro Sánchez intenta una imposible reedición de los de la Moncloa -el clima irrespirable de la política madrileña los aboca al fracaso- y Juanma Moreno ha lanzado en Andalucía una propuesta de acuerdo, que seguramente se abrirá paso porque aquí el clima y los líderes son diferentes. Otra cosa es el contenido que tendrá ese acuerdo. Pero el local es igual o más importante porque es en el que se debe resolver lo que está más cerca de la gente. Pónganse en serio a la tarea.