La ciudad y los días

carlos / colón

¿Y eso no vale 'ná'?

RTVA tuvo un déficit de 38,9 millones frente a los 30,5 previstos: un desvío del 27,5%. ¿Y qué? Poco me parece. ¿No vieron ustedes la nuestra los días previos al 28-F, el 28-F y el día después del 28-F? Esa exaltación de Andalucía vale un imperio. ¿Quién la iba a hacer, si no? No es fácil lograr que un capricho político que vive con carísima respiración institucional asistida parezca nacido de las sentrañas de la mismísima tierra andaluza como un sueño de autoafirmación largamente acariciado, la reparación de siglos de opresión castellana y todo lo que les quiera ocurrir a los guionistas del orgullo andaluz.

Para eso está Canal Sur, la televisión, estoy seguro, que se gasta más dinero en pagar sintonías tristes que suenen mientras los presentadores solidarios-compasivos-buena-gente-mi-arma miran a cámara con ojitos de pellizquito y la cabeza ligeramente inclinada de pura compasión y simpatía; sintonías tristes que suenan de forma casi ininterrumpida en una programación que nos devuelve definitivamente a los años 50 de Ustedes son formidables y Operación Plus Ultra con una parrilla saturada de programas de testimonio y solidaridad que completa la oferta de joselitos y coplerío. ¡Qué cantidad de sintonías desgarradoras, por Dios! ¡Cuántas musiquitas de piano sonando en el momento oportuno de la confesión, de la lágrima, de la mirada perdida! Si un único autor tiene que componer estos fondos sentimentales para programas testimonial-solidarios, el hombre no debe dar abasto. Porque estas omnipresentes musiquillas son el auténtico Canal Sur Sound.

La contrapartida optimista (aunque estos programas no son tristes: dejan el buen sabor de alma que la caridad les dejaba a las beatas antiguas) la ponen las noticias sobre la Junta y la exaltación de Andalucía y los andaluces. Canal Sur es dos coros a la vez. Un coro de palmeros que celebra todo lo que digan los señores de la Junta y otras dignidades socialistas o afines; y que jalea lo andaluz -lo nuestro- sin medida ni recato. Y un coro de abucheadores que no deja de recordarnos las terribles consecuencias de las erróneas políticas del Gobierno de España. Gracias a tanta condescendencia con lo nuestro y tanta dureza con lo de ellos -más los programas de testimonio y sintonía triste- tenemos la sensación de ser una isla de progreso y solidaridad en un traicionero mar azul sobre el que vuelan voraces gaviotas peperas. ¿Y eso no vale ?

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