CON permiso de la autoridad, que no tiene por qué denegarlo, y si el tiempo no lo impide, lo que no está tan claro, de nuevo el lujo al albero del Baratillo. Sevilla piafante por ver a su torero favorito, al heredero legítimo de Curro, junto al favorito de Curro y un joven que asustó al miedo la tarde del extraño mano a mano con Castella. Ya es Feria de farolillos en todo lo alto y tarde de toros ilusionante, con uno de esos carteles a los que uno acude como cuesta abajo, a favor de querencia. Sé de uno que las tardes que toreaba Curro no pisaba la Feria hasta después, no fuera a ser que se enredase con La Guita y sus cabales no respondiesen a la hora de la verdad. Bueno, pues hoy estamos ante uno de esos días con Sevilla deseando que un toro meta la cara en la muleta del cigarrero para auparlo de una puñetera vez a ese trono que se quedó vacante en una plaza de carros.