MUCHO necesita la concesionaria del Metro que se abra en septiembre la estación de Puerta Jerez (amén de las que faltan en el sector de Montequinto) para alegrar las alicaídas cifras de pasajeros de la línea 1. El ferrocarril urbano vive su primer verano en Sevilla y el cúmulo de errores y retrasos agravan la falta de utilización masiva de la primera línea que nos ha tocado en suerte del único transporte que puede reequilibrar la movilidad metropolitana. En junio, el promedio de entradas al día ha sido de 13.789. Con la Olavide en punto muerto tras concluir el periodo de clases y exámenes, y sin contar con Puerta Jerez disponible para el ir y venir de las rebajas en el principal distrito comercial, las cifras de utilización del Metro en julio pueden ser de ataque de hipo. ¿Y las de agosto, con el éxodo vacacional y el cierre de actividad? De sudor frío.

Ya advertimos desde antes de su inauguración que el Metro es necesario en Sevilla pero hay que tener el coraje político de explicarle a la ciudadanía cuánto va a costar su explotación cada año hasta que dentro de veinte años (plazo optimista a tenor de los precedentes) el cruce de tres o cuatro líneas lo convierta en la alternativa real al coche privado.

Al sobrecoste de 196 millones de euros que admitió Rosa Aguilar en el Parlamento, haciendo causa común con sus antecesores (Concepción Gutiérrez del Castillo, Mar Moreno y Luis García Garrido), añádanle el sobrecoste de no transitar la línea 1 ni por el centro ni por uno de sus nodos esenciales: el complejo sanitario Virgen del Rocío. Nervión queda en julio y agosto como el principal foco de atracción para acercarse en Metro. Su pujanza comercial y lúdica es superior a la alicaída de Los Remedios, donde la clase empresarial tradicionalmente ligada al barrio ha de buscar ahora nuevas excusas para su pérdida global de competitividad a ojos del conjunto de la ciudad.