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Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La verdad no tiene dueño

Thatcher consideró desleal la independencia de la BBC en la guerra de las Malvinas. Esto es un medio público

Comentando mi artículo sobre el pucherazo legal de RTVE (Podemos tomará el control del consejo de administración de RTVE, titulaba El País) algunos lectores me tachaban de pepero irredento. Nada nuevo. Lo de quien no está conmigo (y con los míos) está contra mí (y contra los míos) ha funcionado siempre. Tanto como aquello de que más vale equivocarse con el partido que tener razón fuera de él, herencia jesuítica (San Ignacio: "Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia Jerárquica así lo determina") adoptada al pie de la letra por los comunistas sustituyendo la Iglesia por el Partido. Un clásico, literalmente: muchos siglos antes había dicho Cicerón su famoso "prefiero equivocarme con Platón antes que conocer la verdad en compañía de estos".

Supongo que a estos amables lectores les parece estupendo que Sánchez le haya regalado RTVE a Podemos. Están tan en su derecho de aplaudirlo como yo de criticarlo y ellos, a su vez, de criticarme a mí. La libertad es una gran cosa. Y en lo que a los medios de comunicación se refiere solo la empresa privada, de la que tanto recela Podemos (no me lo invento: hay una larga lista de citas que lo corroboran) la garantiza. Lógicamente con la pluralidad de las líneas editoriales que son la expresión de esta libertad.

La prensa del Movimiento quedó afortunadamente atrás. Y los medios públicos no deben resucitarla poniéndose al servicio del partido o gobierno de turno. La primera radio pública del mundo fue la BBC, nacida en 1922 como un consorcio privado y convertida en pública en 1927. ¿Para qué? Para abrir un espacio radiofónico salvaguardado de las por otra parte legítimas orientaciones ideológicas y comerciales de los medios. Lejos de ponerla al servicio de los distintos gobiernos lo que se garantizaba era su neutralidad, independencia y objetividad. Baste recordar el famoso encontronazo entre Margaret Thatcher y la BBC durante la guerra de las Malvinas. La Dama de Hierro escribió en sus memorias: "A mucha gente (incluso a mí) no le gustaba la actitud de los medios, en particular la BBC me preocupaba bastante. A veces informaban como si fueran neutrales entre Gran Bretaña y Argentina. En otras ocasiones, sentíamos fuertemente que estaban ayudando al enemigo…". Para esto existen los medios públicos, no para ser propagandistas de partidos o gobiernos.

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