Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

La vida en la frontera

La inmigración ha entrado con fuerza en las prioridades de los partidos y PP y Ciudadanos ya compiten ahí

En Andalucía nos tendremos que acostumbrar a ver como normales -hasta cierto punto lo hemos hecho ya- crisis migratorias cada vez más frecuentes y más intensas. Es lo que tiene vivir en la frontera. Y no en cualquier frontera, sino en la que separa los dos polos opuestos de un mundo que nos hemos empeñado en hacer tremendamente injusto. A nuestro lado, la promesa de una vida mejor, el reino de la opulencia y el consumismo en el que cualquier sueño es posible. Apenas a unos kilómetros, la condena perpetua a la miseria, la violencia y la desesperanza. En medio, las mafias que se enriquecen con el sufrimiento ajeno y los intereses económicos y políticos más mezquinos. Entre estos últimos el de los populistas de uno y otro signo que quieren sacar provecho electoral del miedo al extranjero y la existencia de un país, Marruecos, con un régimen político que no duda en soltar auténticas avalanchas humanas sobre el Estrecho para condicionar a su conveniencia sus siempre complicadas relaciones con Madrid.

La inmigración y su control se han convertido en el argumento favorito para crecer de la derecha europea, extrema y no tan extrema, y es un factor capaz de influir poderosamente en los resultados electorales. Se ha visto ya en países como Alemania y Austria por no hablar de otros que se deslizaron peligrosamente al autoritarismo como Hungría. En España es un discurso que todavía no había calado. Aquí la xenofobia siempre ha tenido mala prensa y además no hay que remontarse mucho en el tiempo para encontrar a españoles que tuvieron que hacer las maletas para buscarse una vida mejor, o simplemente una vida, muy lejos de sus casas.

Pero las cosas pueden empezar a cambiar. Lo ocurrido este verano en el Estrecho con la llegada de miles de personas o episodios violentos como los que ocurrieron en julio en la valla de Ceuta pueden empujar a la opinión pública hacia una dirección que hasta ahora no había tenido influencia real en la política española. De hecho, la cuestión ha entrado con fuerza en la agenda de los partidos y el Partido Popular y Ciudadanos están dispuestos a competir en ese campo. Hasta dónde se pueda llegar es una cosa que se verá en los próximos meses a medida que lo vayan determinando las urgencias electorales. El ejemplo de Italia está ahí al lado y empieza a influir aquí. De hecho si este verano ha sido especialmente tenso en las costas andaluzas ha sido, entre otras cosas, por el cierre del pasillo libio. Vivir en la frontera nunca ha sido fácil. En la nuestra parece que va a ser cada vez más complicado.

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