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La ciudad y los días

carlos / colón

¡La vida!…

EN la Madrugada del 10 de abril de 1925 el más popular periodista de Sevilla, Agustín López Macías, Galerín, vio pasar al Señor del Gran Poder por Sierpes desde los balcones de la Peña Liberal. La calle era un ininterrumpido reguero de saetas. Casinos y peñas rivalizaban para llevar los cantaores más famosos a sus balcones. En el de la Peña Liberal estaba la Niña de los Peines aguardando, nerviosa, la llegada del Señor. Se hacía esperar. Ya iban los nazarenos por la Catedral y el paso aún estaba en la Cerrajería. Por fin llegó y su paso arrió bajo el balcón. "La luz de los focos del Banco Hispano se refleja en la cara de Dios -escribe Galerín-. No se le puede mirar frente a frente. Parece que nos sostiene la mirada, que nos va a hablar. Pastora rompe el silencio, cantando: 'Entre lirios y claveles un carpintero cortó una cruz pesada y fuerte…'. No pudimos escuchar el final. El frío nos helaba la sangre".

Ha pasado casi un siglo y todo, gracias a Dios (dicho en sevillano: gracias al Gran Poder), sigue igual. Sólo Él y la Macarena mantienen viva esa Semana Santa multitudinariamente popular, tan ajena a la beatería como a la vulgaridad. Si no se está ciego esto se puede ver cada Madrugada, como se vio el pasado jueves, se verá hoy y lo vio Galerín hace 91 años. La tarde de aquel Viernes Santo de 1925, el liberal, republicano e ingenioso periodista, la estrella de El Liberal de don José Laguillo, el periódico más popular de la Sevilla alegre y confiada de los 20, describió en uno de sus artículos llenos de vida lo que había visto y sentido, dándole este genial remate tras contar que no pudo oír terminar la saeta de Pastora porque la cara de Dios le había helado la sangre: "...Y detrás del paso, Sevilla entera. Así es la fe de este pueblo creyente. Así siente y así venera a su Cristo favorito. Esta procesión representa el dolor mitigado, la pena consolada, la promesa al ausente, la salud concedida, la súplica porque vuelva al redil el descarriado, el suspiro constante por el que se fue, cariños, desdenes, alegrías perdidas, reveses… ¡La vida!..".

Nadie ha definido mejor lo que desde el jueves hasta hoy se ha vivido, lo que une al Señor y sus devotos día a día, viernes a viernes, Madrugada a Madrugada: ¡La vida!... Con sus gozos y dolores, esperanzas y decepciones, encuentros y adioses, certezas y dudas. Camino, verdad y vida de Sevilla es Jesús del Gran Poder.

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