DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¿Y quién vigila a los políticos que no rinden?

Los funcionarios que no cumplan serán penalizados, una gran iniciativa que debería ser extendida a la clase dirigente

José Antonio Nieto

José Antonio Nieto

Los funcionarios remolones, holgazanes e ineficaces serán penalizados con la nueva ley de la Función Pública en Andalucía que ya se tramita por el consejero José Antonio Nieto, un político serio, con trayectoria y que a punto estuvo de quedarse fuera del Ejecutivo. El cordobés entró en el último minuto, incluso después del primitivo Paradela, que lo es porque figura en la nómina de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla, que tiene agregadas (antes afiliadas) por toda Andalucía, España e Iberoamérica. ¿Saben ustedes que en la política autonómica hay dos primitivos más? El socialista Mario Jiménez y el actual portavoz parlamentario andaluz, Toni Martín, el Zelinski andaluz.

A lo que íbamos, que damos más curvas que en la A-92. Nieto asegura que la nueva ley está consensuada con los sindicatos. ¡Pues ya es un logro! Si la cosa verdaderamente es así nos recordará a aquel primer acuerdo que el ministro Arenas firmó con los sindicatos contra todo pronóstico durante la primera legislatura del presidente Aznar. No sabemos si la Ley Nieto regulará el tiempo de desayuno de los funcionarios. La clave será saber cómo se evalúa la productividad, quién decide si se ha prestado un mal servicio. El anteproyecto suena muy bien. Igual que un día planteamos la necesidad de abrir un Tryp Advisor sobre los clientes, que algunos dejan mucho que desear, podríamos promover una ley similar para evaluar el rendimiento de la clase política y las correspondientes cuadrillas de asesores y agradaores. Se pone el foco en los funcionarios, ¿pero qué me dicen del servicio que nos han prestado o nos prestan muchos dirigentes? Alguno dirá que el control de calidad se establece cada cuatro años, cuando tenemos la oportunidad de quitar a unos y poner a otros, pero un cuatrienio resulta a veces una verdadera travesía, un suplicio y un tiempo donde se producen destrozos irreversibles.

Dicen que los funcionarios que no rindan serán castigados con un traslado forzoso a otra localidad. Qué maravilla sería poder hacer algo similar con esos políticos que están todo el día enredando, conspirando, elucubrando y todos esos gerundios del mismo campo semántico que usted, sagaz lector, sabe perfectamente. El tipo que dijo que no podría dormir con ministros de Podemos y ahora ronca, el que prometió no tocar las pensiones y las congeló, el que nos frió con recortes cada viernes negro del consejo de ministros en plena crisis económica... ¿Se imaginan poderlos penalizar? Demasiado sueltos están. Por eso la mayoría no vuelve a sus empleos, porque en ellos tienen que currelar y están sometidos al cumplimiento de objetivos. O directamente carecen de trabajo.

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