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PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

Todos a votar... y no al Senado

HAY que votar. El próximo domingo y en cualquier llamada a las urnas. Siempre abogaremos por una masiva participación. Que nadie en sus cabales renuncie a su derecho a decidir la representación ciudadana. Cada voto es útil, conforme mayorías o minorias. Aunque las reglas electorales sean perniciosas por impedir seleccionar a los mejores mediante listas abiertas, y por la penalizaciónde los partidos pequeños en el reparto de escaños, hay que votar.

En un ambiente de generalizada reprobación de la clase política, el próximo domingo tenemos la oportunidad de aprovechar el paseo hacia el colegio electoral para ejercer nuestra soberanía de dos maneras muy distintas pero complementarias y coherentes. Votando en la urna del Congreso, y no introduciendo ningún sobre en la urna del Senado. Esta abstención selectiva es la fórmula más sencilla, directa y módica de participar en la configuración del Parlamento, y a la vez de influir, a modo de referéndum, en la supresión de la Cámara Alta, por inútil, anacrónica y onerosa. Es ejercer nuestro derecho a decidir cómo queremos que sea el sistema político. Nadie debe tener miedo a ser tildado de antisistema. Al contrario, es hacer política con el mayor de los civismos y sin necesidad de pintar grafitis ni montar barricadas ni cortarle el tráfico al prójimo.

Siendo casi unánime la convicción de que el Senado está de más, y que un Parlamento unicameral es más eficaz y sensato, hagamos realidad ese estado de opinión. Es bien fácil. Igual que no hay obligación de votar al mismo partido para el Congreso y para el Senado, tampoco se exige meter papeletas para las dos cámaras. Y nadie tiene que sentirse señalado o desdeñado por ejercer esa opción ante los miembros de la mesa electoral. Si se da una ostensible diferencia de participación entre ambas urnas, ningún partido se opondría a un mensaje tan silencioso como contundente, y todos incluirían la supresión del Senado en la próxima reforma de la Constitución.

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