CAMBIO y corto. Cuando las elecciones están a cuatro meses mal contados, los grupos municipales no saben ya dónde pescar, qué banco de votos atacar, qué caladero explotar. Todo vale para la pesca, que la vida está muy dura y en la calle hace un frío que pela, por lo que hay que hacer lo que haga falta para la buena marcha del negocio. Y con esta filosofía, el muy laico tío de la pipa, que es un lince en eso de alimentar caladeros, vio una nueva veta, la del voto rociero. Ni corto ni perezoso le ofreció la medalla de la ciudad a la hermandad de Sevilla Sur, la de ese distrito tan enorme y que tan buenos dividendos le da a IU. Da lo mismo que la Blanca Paloma te importe una higa, que con las cosas de comer no se juega. Visto lo cual, ahora desde el PSOE se hace lo mismo con la del Cerro del Águila. Dos instituciones de ayer por la mañana. ¿Qué habría que darle a Triana? Todo sea por el voto.
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