Hoja de ruta

Ignacio Martínez

No vuele gratis

UN grupo de cien estudiantes belgas fueron desalojados ayer de un avión de Ryanair que iba a despegar del aeropuerto de Lanzarote. Se había montado un buen lío en el interior del aparato, con empujones y gritos, y el comandante de la nave pidió ayuda a las fuerzas de seguridad; policías y guardias civiles despejaron la nave amablemente. Hay varias versiones sobre la causa del altercado. Una es que iban bebidos. ¿Borrachos? Hombre, eran las 10:30 de la mañana, pero lo mismo este grupo, de entre los 20 y los 25 años, no se había recogido por la noche. Peor fue lo del ministro de Interior de Ucrania, a quien Lufthansa sacó de un vuelo a Seúl porque iba inequívocamente borracho, importunando a las azafatas, y a insultos con el resto del pasaje.

Pero nuestros visitantes belgas no está claro que estuviesen bebidos. Otra versión habla de exceso de equipaje que uno de ellos se negaba a pagar. Pero esas cosas se arreglan en el mostrador de facturación y no en la cabina del avión. Aunque podría ocurrir que quisiera llevar como equipaje de mano algo muy pesado. Las compañía de bajo coste cobran hasta por respirar en el avión. De hecho, Ryanair cobra por facturar una maleta. Y no sólo son quisquillosos con el exceso de peso. A José Blanco, ministro de Fomento del Reino de España, esta misma compañía le dejó en tierra en Luxemburgo en octubre de 2009, cuando tras un consejo de ministros de la UE iba para Santiago de Compostela. El comandante no autorizó a viajar en el avión a sus guardaespaldas con su armamento reglamentario. El ministro pudo arreglarse, con un vuelo de Iberia hasta Vigo.

No hace falta volar barato para que a uno le cacheen. Hace pocos días se lo hicieron al jefe político de Granada. No, a Pepe Torres Hurtado, no. Al primer ministro de la Isla del Caribe del mismo nombre lo registraron en el aeropuerto de Saint George, cuando se disponía a viajar con American Airlines. A los estudiantes belgas de Lanzarote, Ryanair les castigó a no viajar más con su compañía, hasta que el Ministerio belga de Exteriores intervino, para que fueran repatriados en grupos pequeños.

La que no va a zafarse fácilmente de un castigo mediático es la ministra de Asuntos Exteriores de Francia, Michèlle Alliot-Marie, que tuvo la fatal ocurrencia de viajar a Túnez de vacaciones con su familia en Navidades. Hizo el desplazamiento en un jet privado, propiedad de un hombre de negocios socio de un cuñado de Ben Ali. Y durante su estancia en la antigua colonia francesa, agasajada por el entorno del dictador, cuando ya había comenzado la revuelta popular, utilizó de nuevo el mismo avión para un vuelo en el interior del país. El cuñado del presidente era copropietario del jet. Los vuelos baratos tienen algunos inconvenientes. Los gratuitos pueden resultar carísimos.

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