Enésima frustración y una noche más en la imposibilidad de conciliar el sueño. Al primer tapón, zurrapa, fuera de la Copa antes casi de entrar en ella. Dijo Víctor a la terminación que la eliminación había sido consecuencia de la poca contundencia que el equipo mostró en las áreas. Falta de acierto para definir ante el marco rival y errores inadmisibles en defensa como confirmación de que el sistema inmunológico del Betis es de segundazo.

Un sistema defensivo diseñado por el puñado de responsables técnicos que el club nombró en los últimos milenios. Porque es que hay que exagerar y convertir los años en milenios por lo largo y desesperante que está resultando el devenir del Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié. Desde que utilizo la razón para conducirme por la vida, desde José María de la Concha en sus muchas idas y venidas han sido poquísimos los fichadores mínimamente fiables.

Sólo el tándem Ríos-Serra pasa el fielato y sólo desde que el balear acompañó al vasco en la trascendental tarea de comprar género utilizable. Entonces hay que llegar a la conclusión de que sólo con Lorenzo Serra anduvo el Betis con paso firme, únicamente con él. Dicho lo cual debería el bético preguntarse que si sólo con Serra era respetado el Betis, ¿por qué diantres no se ha vuelto a apelar a sus servicios? Es ésta una de esas interrogantes que no tienen explicación.

Desde esas trincheras que lo último que desearían es ver un Betis fuerte se intoxica un día sí y otro también con los maléficos oficios del entorno, de cierto entorno. Bueno, pues si ese entorno fuese tan decisivo como difaman, Lorenzo Serra llevaría al mando de las operaciones desde el mismo momento en que se echó a los mercaderes del templo. Es esto señal inequívoca de que ese entorno tan maligno manda en el Betis lo mismo que manda la Falange en Bilbao. Qué pesados.