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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La yenka cofrade

¿Tiene sentido mantener una carrera oficial de Catedral a Campana? Sí: los dineros de sillas y palcos

El Domingo de Ramos y el Lunes Santo al derecho, el Martes Santo al revés, el Miércoles y el Jueves Santo al derecho, la Madrugada al revés y el Viernes y el Sábado Santo al derecho. Pasamos de la Semana Santa de siete días, no por capricho sino porque son los que tiene la semana, a la de diez, dos más por delante y uno por detrás, con capirotes y antifaces penitenciales en tiempo de Resurrección. Pasamos de un vía crucis en Cuaresma (que también podían haberse ahorrado, todo sea dicho) al actual disparate de decenas de vía crucis y rosarios de la Aurora. Pasamos de dos dolorosas coronadas en 1954 y 1964 a las coronaciones a granel. Pasamos de la discreción y el respeto que debe rodear la intimidad de las sagradas imágenes a la "pasarela prioste". Y así exceso a exceso, muñequeo a muñequeo, salida extraordinaria a salida extraordinaria, marcha de circo a marcha de circo, coreografía costalera a coreografía costalera, se ha desentrañado lo entrañable, expuesto lo que exige reserva, trivializado lo sagrado, vulgarizado lo popular, enfatizado lúgubre y pedantemente lo serio o convertido la sabia bulla en masa vallada y pronta a la estampida.

Faltaba esta yenka cofrade de invertir la carrera oficial cuando a los señores hermanos mayores y al Consejo se les ocurra. Hoy empieza en Campana y mañana en Virgen de los Reyes. Hoy su sentido -además del muy jugoso de los ingresos de las sillas y los palcos- es que todas vayan en orden de antigüedad a hacer estación a la Catedral y mañana su sentido es que cada cual llegue por donde se le antoje a cumplir ese fin que teóricamente da sentido a la salida (aunque la realidad nos diga que no es así) para que después, más bien absurdamente, hagan una carrera oficial que ya no conduce a ningún destino religioso para dispersarse en la Campana.

Si la carrera oficial empieza en la Catedral pierde su sentido que todas tengan que ir después en fila hasta la Campana. ¿Para qué? Puestos a ser prácticos, que cada cofradía busque su camino de ida y vuelta más corto. Pero entonces -¡amigo!- se pierden los dineros de sillas y palcos. ¡Y eso nunca! Así el dinero será el único objeto de la carrera oficial. Un circo. "Vengan cofrades a procesionar / Todo el mundo viene ahora sin pensar / Es muy fácil lo que hacemos aquí / Esta es la yenka cofrade que se baila así: / Campana-Catedral, Catedral-Campana, / al derecho y al revés, un dos tres".

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