Junto a muchos vecinos del barrio he podido asistir a la celebración de los 75 años de la Hermandad del Cerro del Águila. Su triduo eucarístico me recuerda la vida de un santo sevillano reciente. Fue conocido como el sacerdote del Sagrario Abandonado –san Manuel González– por su empeño en promover la devoción a la Eucaristía.

Al encontrar el Sagrario bastante descuidado –durante su primer destino en Palomares– se comprometió a que fuese siempre lo fundamental en su predicación. La Hermandad del Cerro celebra su aniversario promoviendo igualmente la Adoración Eucarística.

Sevilla siempre se ha caracterizado por tener esta delicadeza para lo más importante, como se ve con la procesión del Corpus. En este caso podemos decir que no es una imagen, sino la realidad de la adoración a Dios vivo y verdaderamente presente. Felicidades a la Hermandad del Cerro, mayor celebración no cabe.