Juan Antonio Soult Rubio

Doctor en Medicina y Especialista en Pediatría

Carta de un médico a la sociedad

"Descansa en paz, Joaquín, tus compañeros no olvidamos que has muerto por la ineptitud de este Gobierno"

Dos personas mayores con mascarillas.

Dos personas mayores con mascarillas. / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Hoy he colgado una bandera con crespón negro, de luto, en mi balcón.

Hoy ha muerto otro médico; para la estadística de este Gobierno es un número más, para mí ha muerto otro compañero, en este caso un compañero muy especial, un amigo y compañero de mi hospital.

Descansa en paz, Joaquín; descansa en paz porque tus compañeros no te olvidan. Tus compañeros no olvidamos que has muerto por la ineptitud de este Gobierno; tus  compañeros no olvidamos que, con las medidas de protección adecuadas, tú seguirías entre nosotros.

Hoy he colgado una bandera con crespón negro en mi balcón, pero tendría que haberla colgado hace muchos días, después de tantos miles de compatriotas fallecidos. Muertos a los que no tiene en cuenta un Gobierno insensible y tendencioso, incapaz de decretar siquiera un día de luto nacional por todos aquellos, nuestros mayores, que con su esfuerzo y sacrificio levantaron nuestro país en momentos difíciles.

La ineptitud e incompetencia del Gobierno son tales, que hace unos días decidí escribir expresando mi opinión sobre la forma de controlar la epidemia. Solo son necesarias 2 medidas: el uso generalizado de mascarillas por toda la población y la realización de test masivos y cuarentena de los infectados, solo de los infectados, no de toda la población. Escribí que, por ese razonamiento, el confinamiento total de la población nos llevaría a la ruina económica, y no solucionaría la epidemia.

Leí muchos comentarios a favor de mi escrito, pero también tuve que leer comentarios en mi contra. Comentarios feroces y limitados por la falta de inteligencia de quien los escribía o el sesgo de su ideología política. Unos me acusaban de fascista, por hablar en contra de las directrices del Gobierno; otros me acusaban de "iluminado", por exponer razonamientos científicos coherentes, que no concuerdan con la opinión del Ministerio.

Incluso, alguno criticó que un "simple pediatra", sin ser virólogo, ni inmunólogo, se atreviese a llevar la contraria a las directrices del Ministerio de Sanidad. Pues sí, señor mío, porque el mecanismo de transmisión de las enfermedades infecciosas se estudia en la Facultad y no hace falta ser inmunólogo, ni virólogo, para conocerlo. Aunque el portavoz sanitario del Gobierno, Fernando Simón, parece haber olvidado sus estudios de Facultad y sigue sin usar, ni recomendar, el uso generalizado de mascarillas. Por ese motivo se contagiaron él y los que lo rodean, por no usar mascarillas en sus reuniones y ruedas de prensa.

Aún, hoy en día, leo que el Ministerio de Sanidad dice: "el uso de mascarillas higiénicas en la población general, en algunas circunstancias, podría colaborar en la disminución de la transmisión del virus"; pero no recomienda el uso generalizado de mascarillas por parte de toda la población.

Aún, hoy en día, leo que la OMS dice: "El uso extendido de las mascarillas por parte de personas sanas, dentro de una misma comunidad, no está avalado por la evidencia científica actual". Y yo me pregunto, ¿en qué país estamos?, ¿en que mundo estamos?? ¡Ineptos!, ¡inútiles!¡ idiotas! Léase idiota como persona que padece idiocia, es decir, persona con cociente intelectual menor de 30. En manos de esas personas estamos, desgraciadamente.

Me enfurece que las autoridades sanitarias en España y las máximas autoridades sanitarias a nivel mundial no recomienden el uso generalizado de la medida básica de prevención de una enfermedad que se transmite, por vía aérea, de persona a persona.

Me enfurece, pero también me llena de desilusión y tristeza.

Desilusión, no por mí, que estoy en la penúltima etapa de mi vida, sino por el futuro de mis hijos. Tristeza, por vivir en un país de conformistas y sectarios. Conformistas, que salen a aplaudir, en vez de salir a la calle a echar a este gobierno inepto y opresor. Sectarios que, a pesar de los miles de muertos, aplauden la gestión de un gobierno ineficaz, que está llevando a nuestro país a la ruina y la desolación.

A pesar de la tristeza y la desilusión sigo teniendo fe y esperanza. Fe en el pueblo español, un pueblo que llegó a ser líder mundial en tiempos gloriosos de nuestra historia. Y esperanza en que salgamos del conformismo en el que estamos hundidos y seamos capaces de devolver a nuestro país al lugar que le corresponde en el mundo.

Quiero finalizar esta carta como empecé, rindiendo homenaje a mi amigo y compañero.

Qué ingrata es la vida, Joaquín; toda tu vida dedicado a proteger la salud de los demás y a ti te abandonan, en el frente de la epidemia, sin protección adecuada. Descansa en paz, Joaquín, nunca te olvidaremos!!!

Igual que nunca olvidaremos, que este Gobierno es responsable de tu muerte y la de miles de españoles.

Hay que ser valientes, recordad que "es mejor morir de pie, con la cabeza alta; que vivir, toda la vida, arrodillados..."

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