FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Estamos en Navidad y en estas fechas salimos con más frecuencia a la calle con motivo de las compras, visitas a familiares y amigos, comidas y para disfrutar del espectáculo de luz y color con el que la ciudad se viste para la ocasión. Pero quiero llamar la atención sobre un peligro que está solapado en todas estas expresiones festivas y de amistad.

No, no me refiero a la posibilidad de poner unos kilitos de más, que también; me refiero al ruido. Según he leído, la exposición segura a los sonidos depende de su intensidad o volumen, así como de su duración y frecuencia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que el oído humano puede tolerar hasta 80 decibelios sin ningún daño para su salud. Si una persona se expone a un ruido de entre 80 a 90 decibelios durante mucho tiempo puede incluso correr riesgos cardiovasculares.

El oído está en peligro si se expone a sonidos por encima de los 90 decibelios y por encima de 115 decibelios los ruidos cortos y breves provocan daños permanentes de forma inmediata. Por todo esto, quisiera, con estas letras, hacer una llamada para que bajen el volumen a los responsables de sonido de todas las atracciones callejeras, maravillosas y atractivas pero que pueden ser nocivas para algunos sectores de la población y sobre todo para los más sensibles, los niños. 

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