Toda esta crisis del coronavirus me ha permitido o más bien obligado a percatarme de la complejidad verdadera de las cosas simples, de las cosas que de verdad importan. La grandeza de España, nuestro futuro y el bienestar de todos los españoles os lo debemos completamente a vosotros. Sois los causantes de sacar de la máxima pobreza a un país que estaba divido por la sangre, conseguisteis hacer del orgullo una bola y os lo tragasteis convirtiendo el trabajo de sol a sol en vuestra filosofía de vida.

Todo esto con el único propósito humilde de darle a vuestros hijos la vida que nunca pudisteis tener, pues la situación de entonces os pedía que siendo niños actuarais como hombres. Lo que más me impacta es que, cuando recordáis esos tiempos, lo hacéis con una profunda satisfacción. No fue fácil, no, pero lo conseguisteis.

Mis únicas palabras hacia vosotros son de agradecimiento, porque en vuestra cara veo el reflejo del coraje y la valentía y de una vida entera dedicada a los demás. Y lo más importante: gracias por servirnos como modelo vital a los jóvenes, con vuestro legado estoy completamente seguro de que sabremos plantarle cara al coronavirus.