Abuelo, cuéntanos cosas de la guerra, le pedíamos cuando éramos niños. Y nos contaba anécdotas simpáticas y entremezclaba historietas de Gila con ese buen humor que le caracteriza. Hijo de Agustín y Aurelia, José Palomar nació el 29 de mayo de 1920, siendo el segundo de cuatro hijos. Recién cumplidos los dieciséis años, un niño, le dice a su madre que se va al frente, con la confianza de luchar por aquello en lo que creía y quería, y así se unía a los requetés, al Tercio Virgen de los Reyes.

Con la humildad, valor y generosidad de la generación a la que pertenece, nunca ha mostrado resentimiento u odio por los acontecimientos que le tocó vivir en su juventud. Años después, ve la entrada de las carretas del Rocío de La Puebla del Río, donde aparece montada a caballo y con un traje de flamenca blanco “la niña más bonita de La Puebla”, Ángeles, nuestra abuela. Se casan y fruto de su matrimonio nacen cuatro hijos, a los que transmiten sus valores, su fe.

Enamorado de la Virgen del Rocío, va a la romería con Triana, donde la carreta de Aurelia –su madre– era más que conocida por su gracia y simpatía. Prioste de la Hermandad de Triana en los años 50, tuvo el honor, como él dice, de llevar a Roma el simpecado, siendo bendecido por el Papa, con su amigo Paco Astolfi. Hombre sencillo y honrado, le dedicamos este cariñoso reconocimiento, aunque no se escriba de él en los libros de historia, por ser nuestra guía de quien aprendemos cada día.

Gracias abuelo, te queremos. Tus nietos.