Un tejido asociativo fuerte es fundamental para una sociedad democrática por su capacidad para atender a colectivos a los que la Administración no puede cubrir. Pero esto queda en agua de borrajas cuando el Gobierno, en su pretensión de imponer su dogmatismo, financia a golpe de subvención a las asociaciones de su cuerda, dedicadas al pueril lenguaje de portavoces y portavozas, miembros y miembras.
Entre el elenco de asociaciones con su correspondiente pellizco subvencionatorio, publicadas en el BOE del 4 de noviembre, destaca la Asociación de mujeres libres y combatientes, creada expresamente para trincar del presupuesto. ¿Libres y combatientes o esclavas de las consignas gubernamentales y sumisas por la subvención anual?
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