Primeras palabras de Sánchez al llegar a la última Conferencia de Presidentes: “No puede haber comunidades de primera y de segunda”, pero al momento ven que llega Urkullu porque el mismo Sánchez le acaba de conceder un 2,6 de déficit, mientras que las demás tienen un 0,2, y un 15,9 de deuda pública, y en ese momento, o en el que dice “vamos a tener cogobernanza: vosotros, las regiones, tenéis la responsabilidad de defender a vuestros ciudadanos del coronavirus y yo haré (a mi gusto) el reparto del dinero de Europa”, en cualquiera de esos dos momentos, y ni un minuto después, cualquier presidente regional podría decirle al Rey: “Majestad, disculpe, no soy yo el que se va, es Andalucía, son los ciudadanos andaluces a los que represento, los que se marchan”, y lo mismo los presidentes de los ciudadanos aragoneses, extremeños, murcianos, gallegos, etcétera, porque no estamos hablando de dónde ponemos la Ford o el próximo regadío: estamos hablando de una pandemia que se ha llevado 590.000 muertos.

Es hasta cuestión de dignidad. Esto no puede seguir así. Soy andaluz y quiero que mi presidente Moreno me proteja ante el centro como quiero que mi presidente Sánchez me proteja ante Europa. Todos sabemos que a la hora de la verdad Europa sólo se fija en que lleguen unos proyectos bien escritos y, al final, cuadren las cuentas. Pero en medio estoy yo en una comunidad que es responsable pero que en los fondos no tiene arte ni parte: sólo lo que le quieran dar sabiendo que otras sí están “a cartera abierta”. Esto no puede seguir así: ¡acuerdo nacional de cogobernanza ya!