En el periódico del 19 de junio de 2020, en la página 5, en la sección de Opinión, escribe muy certeramente, como siempre, Carlos Colón, sobre el suceso de Pino Montano. Es tremendo lo ocurrido en esa barriada sevillana, la muerte de dos personas y el discurrir de los ciudadanos siguiendo la vida cotidiana como si no pasara nada. Carlos Colón termina: “Lamento escribir sobre algo tan desgarrador. Pero estas noticias sin consuelo posible me desgarran”.

En Castilblanco de los Arroyos ha habido estos días un hecho desgarrador para tres niños menores con su madre, Silvia Núñez López, en paro y sin consuelo; todos desahuciados por una denuncia ante la Justicia del alcalde, José Manuel Carballar. Los han puesto en la calle desde una casa de maestros que estaba abandonada, sin tener a dónde ir. Una vez en la calle, el Ayuntamiento ha tapiado las puertas, y la casa ha quedado sin habitar.

La familia, tirada en la calle, está buscando casa donde meterse y no la encuentra; la sociedad local, informada del hecho, y la Iglesia del pueblo y sus cercanas asociaciones organizadoras de suntuosos eventos, todos, la han ignorado. Para el alcalde, que tiene la obligación legal de darle una solución habitacional, ha sido un golpe de autoridad, triste autoridad.