El profesor y filósofo británico Simón Critchley alertaba del peligro de jugar sin público en los estadios: “El futbol se convertirá en algo sin significado”. En este estado de alarma, no son pocos los comentarios, propuestas o planes que circulan por las redes y medios de comunicación, oficiales o extraoficiales, destacando el futbol por su importancia social y económica primordialmente. Todo ello ha llevado a que en fechas recientes el triunvirato formado por el CSD, La Federación y LaLiga hayan intentado una aproximación en sus respectivos planes e intereses con el fin de solucionar lo mejor y lo antes posible tan engorroso problema.

El presidente de UEFA, Aleksander Ceferin, ha abogado por un regreso a las competiciones aunque sin espectadores. Frases como “el abismo de año y medio de gradas sin público” que ofrecen un cuadro fantasmal de los escenarios se leen continuamente en los medios. El público es al espectáculo como la imagen al espejo. No creo que sea momento para lo“público” o de aficionados tal como lo requiere el momento, no; pero sí de socios. Ése es el público que ahora posiblemente vayan requiriendo los múltiples y variados espectáculos tanto artístico-culturales como de deportes.

En el caso del futbol, y a falta de once jornadas, no le sería difícil a los clubes restringir la entrada a esos partidos sólo para socios teniendo en cuenta el aforo del campo, distribuyendo por medio de rifas o sorteos el número de los mismos en los diferentes encuentros. De esta manera todos disfrutarían de algún encuentro, pero en número mucho menor y más cómodos y distanciados en las gradas. Todo ello, obviamente, con sus respectivas medidas de seguridad y protocolos. Todos ganaríamos.