Un año mas al saco de los recuerdos, ese saco del que día a día voy sacando retales de una corta vida, que no es igual que una vida corta, porque muchos amigos ya se han quedado en el camino y yo aún lo puedo contar. Retales de memorias que mantienen vivas mis inquietudes sociales como forma de coexistir. Vivos siguen en mi mente los recuerdos nostálgicos de una infancia llena de constantes actividades lúdicas, de inquietudes expectantes de sueños creativos que luego fueron realidad.

Estos recuerdos hacen de balanza para comprobar que por mucha crisis que estemos pasando en estos días de negros horizontes, no se pueden comparar con el hambre y la miseria que sufrieron los niños de la posguerra, niños que hoy siguen colaborando con el resto de la familia para mantenerla unida ante los imponderables acontecimientos sociales y económicos a los que nos han llevados unos nefastos dirigentes políticos sin escrúpulo, en su afán de mantenerse en el poder, respaldados por una ramplona oligarquía capitalista que día a día trata cada vez más de suprimir todos los derechos y las libertades del pueblo. Mis fuerzas ya son escasas, pero aún mantengo la energía suficiente para unir mi voz a los jóvenes que se sublevan contra el sistema y que piden paz, trabajo y libertad mientras recorren las mismas calles que ayer recorríamos los huérfanos de una guerra absurda.