Muchos llevamos años reivindicando que se dote de accesibilidad al Ayuntamiento, casa de todos los sevillanos. Sin embargo, a otros que ignoran las dificultades para desplazarse en silla de ruedas les ha bastado con apelar a la peligrosidad que, al parecer, supone la pervivencia de ciertas placas franquistas en comunidades de vecinos para que el Ayuntamiento haya acordado desplazar a un ejército de operarios para desactivar tales armas de destrucción masiva.
Se requiere tener mucho morro para llamar “memoria democrática” a este agravio comparativo. Tendremos que pintar un yugo y unas flechas en las barreras arquitectónicas de las sedes municipales para que el alcalde se digne a quitarlas.
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