Los vecinos del barrio de San Gil, donde se encuentra la plaza del Pumarejo, nos sentimos orgullosos de la solidaridad de nuestro barrio y de la existencia de un comedor social en una de nuestras calles.
Lamentablemente, sufrimos el ambiente degradado que se produce en la plaza, frente al que el Ayuntamiento ha desistido de actuar: peleas, gritos, amenazas a los vecinos, personas haciendo sus necesidades en las calles... un sinfín de actuaciones incívicas que el Consistorio se empeña en ignorar, apático ante toda solución social, asistencial o policial.
Ahora, en estos tiempos de confinamiento para la totalidad de los españoles, los vecinos del barrio que nos vemos encerrados en nuestras casas sin poder ver a muchos de nuestros seres queridos observamos con impotencia cómo en el Pumarejo se incumplen continuamente las normas impuestas por nuestro Gobierno.
Cuando vamos a tirar la basura a los contenedores de la plaza, nos encontramos a los mismos grupos de personas allí reunidos, sentados en los bancos como si nada sucediese, desobedeciendo los principios básicos del estado de alarma.
Y lo más triste es la respuesta que da la Policía Local cuando se le advierte del riesgo que supone esta situación, que ya “se lo dirán a sus superiores”. Unos superiores, intuyo, que son los mismos que llevan ignorando durante años la difícil convivencia que arrastra este barrio.
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