Escribo porque estoy en una situación muy delicada. Tengo una enfermedad degenerativa que me impide moverme, de modo que no puedo salir de la cama. Convivo con mi hermana pequeña, que tiene una discapacidad mental y física por la que está legalmente incapacitada. Y junto a nosotros convive nuestra madre, de 85 años, la cual está atravesando desde hace escasos meses un retroceso vital enorme, con pérdidas del conocimiento y largas ausencias mentales. Esto, obviamente, se agrava con la situación de confinamiento actual y con el hecho de que no tenemos quien nos ayude.

Mi hermana es la que hace “de madre” ahora mismo, pero evidentemente la situación la supera y yo, aparte de no quejarme y sonreírle, no puedo hacer mucho más, pero les veo sufrir y nos vemos muy desasistidos. A mi madre le reconocieron la dependencia autonómica hace años, pero no se le ha prestado ninguna ayuda, y a mi hermana y a mí hace años que nos quitaron la asistencia en domicilio, de modo que estamos absolutamente desprotegidos y desamparados. Durante estos dos años atrás hemos procurado buscar justicia (Defensor del Pueblo, servicios sociales, Ayuntamiento de Espartinas, etcétera), pero todos nos han dado la espalda, y la situación ha ido volviéndose insostenible ante el progresivo deterioro físico y psíquico de mi madre, de modo que ahora solicito por caridad lo que no se nos ha facilitado por justicia. Necesitamos un mínimo de asistencia social, ya que nos han abandonado absolutamente y parece que no les importa que nos muramos aquí dentro, siempre que no alteremos a las instituciones.

Ruego a quien me lea que pueda difundirlo o ayudarme, o lo haga llegar a quien pueda. No me importan los colores ni las consignas políticas, sencillamente necesito una asistencia mínima que veo se le presta a otras personas, igualmente merecedoras, aunque bastante más asistidas que nosotros. Y me pregunto: ¿A dónde va esa ayuda que tanto se promete? Porque aquí la necesitamos, y no llega.