Inmersos en esta situación que todos o casi todos tenemos claro, su carácter excepcional y grave, el 2 de abril,nos despertábamos con la noticia de que las universidades de Andalucía acordaban la suspensión de la actividad presencial en el tiempo restante del presente curso académico. Creo que la mayoría de la ciudadanía, y en este caso de los estudiantes, pueden comprender la situación e incluso llegar a pensar que es la más adecuada.

Todo esto sería comprensible, si en el anuncio de los rectores y la Consejería la segunda de las indicaciones hubiera sido la primera: “Vamos a elaborar un plan de contingencia para adecuar la actividad docente al sistema online”. Para la tranquilidad de los estudiantes, hubiera sido reconfortante que esta suspensión hubiera sido anunciada con todas las garantías, y con un sistema ya previsto con independencia de la imprevisión del Covid 19.

Esperemos pues, que dicho plan, aunque tardío, no deje desamparados y abocados a la incertidumbre a los estudiantes de la promoción que se paralizó por el virus, y a un sistema universitario no adaptado a este tipo de circunstancias; a pesar al gran esfuerzo de sus docentes, a los que por supuesto hay que agradecer en la mayoría de los casos el gran trabajo de las últimas semanas.