La agresividad del virus, la incompetencia de un Gobierno presidido por un político ávido de poder pero con poca lucidez y la carencia de sensatez en algunos urbanitas motivan que este enemigo invisible se cebe con nosotros y permanezca a nuestro lado más tiempo del deseado. Y además, a eso se añade la desinformación que sufrimos por causa de la sumisión de las televisiones a la ultraizquierdista Administración que preside D. Pedro el trola.

Nuestra situación es grave, pues la bicefalia que nos maneja tiene una gran tendencia al totalitarismo. Si este coronavirus termina algún día, por causa del pavoroso Gobierno que sufrimos le sucederá el hambrevirus, algo que está deseando que ocurra el nocivo Pablo anti-España. Para él no hay situación más ideal que la de que nos hundamos todos y así tener la oportunidad de comprar nuestros votos con sus dádivas y limosnas. Las libertades cada día más restringidas. Días atrás sancionaron a algunas personas por el grave delito de llevar en su coche la bandera nacional.

Sectarismo que utilizan como chantaje miserable contra el que no se someta a sus dictados. Si se hubiera obstaculizado la aprobación de la prórroga al estado de alarma, hubieran lanzado a sus borregos a un feroz linchamiento al PP y a llamarles asesinos (precisamente los que debían responder por los más de 30.000 fallecidos reales por este virus) y éstos, sumisos, habrían salido del redil para cumplir esa misión, pues, ya lo decía Voltaire, es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran.