Bien está que la oposición sea ejercida en materias económicas, fiscales, jurídicas y hasta en asuntos que toquen los planes de enseñanza, pero mal lo harían los partidos que desconozcan la trascendencia del adoctrinamiento de las nuevas generaciones. La realidad es que desde que el mundo es mundo, y, por supuesto, mucho antes de que aparecieran las ideologías conservadoras e incluso antes de la fundación de la Iglesia, existe el derecho de los padres a educar a sus hijos como mejor les parezca; un derecho que deriva directamente de la ley natural y que ningún Gobierno, ninguna mayoría y mucho menos ninguna ideología pueden vulnerar. Y otra realidad patente es el absoluto interés de la izquierda española, socialista y comunista, por controlar la enseñanza y hurtar a la familia todo lo que sea influencia sobre los hijos.
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