China, Rusia y Cuba han sido los primeros países que han enviado ayuda a Italia en la crisis del coronavirus. ¿Dónde está Europa en esta crisis sanitaria? ¿Qué es lo que paraliza y hace tan ineficaz a Europa? La Organización Mundial de la Salud (OMS), que tiene su sede precisamente en el corazón de Europa, en Ginebra (Suiza), alertó, el día 18 de enero, del nuevo virus, el 30 de enero declaró la emergencia global y el 13 de marzo puso en marcha el Fondo de Respuesta Solidaria al Covid-19.

Europa todavía está discutiendo los mecanismos financieros para después de la crisis sanitaria, sin haber movido ni un dedo para apoyar a los países a atender a los ciudadanos contagiados por el virus. Mi posición no es antieuropea, al contrario, creo que sólo una organización política fuerte puede hacer frente a situaciones como la actual.

Si Europa hubiera centralizado desde el primer momento las compras de material sanitario, sólo las compras, dejando a cada país los movimientos logísticos, ningún proveedor mundial osaría regatear o facilitar material sin la calidad suficiente.

¿Qué están haciendo estos días todos los políticos y funcionarios europeos que sea más prioritario que ayudar a los países miembros a luchar contra el coronavirus? ¿Dónde están la comisaria de Salud, la de Investigación o la de Asuntos de Interior? ¿Y el de Gestión de Crisis? ¡Pero, si tenemos hasta un comisario de Gestión de Crisis! ¿Dónde está, qué hace, qué tiene que hacer más urgente que esta crisis del coronavirus? No es suficiente con los vídeos de ánimos de la presidenta de la Comisión.

De esta crisis saldremos más fuertes, volveremos a valorar lo más importante: nuestra fe, nuestra salud, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo y nuestros vecinos. Y también tendremos que repensar Europa y volver a lo esencial de Europa, lo que animó su creación y crecimiento: su eficacia basada en la herencia recibida de la filosofía griega, la religión cristiana y el derecho romano.