J. Carlos Fuentes

Un llamamiento a la cordura

No teníamos bastante con el coronavirus, no; la maldita pandemia está dando alas a la gente para desplegar actitudes que invaden la intimidad de los demás, en la creencia de que hacen un bien a la sociedad. Creo que todos entendemos esos momentos diarios de aplausos más algún himno, canción, marcha procesional, etcétera. Nos animamos, nos apoyamos, reforzamos el sentimiento de grupo.

Pero lo que no logro entender es que, en una derivación de esas actitudes positivas, haya vecinos que se arroguen el derecho de enchufar su equipo de música, decibelios a tope y altavoz en la terraza, durante no sé cuánto tiempo, varias veces al día.

No, esto no levanta el ánimo. Produce estrés, el maldito estrés del ruido, que tanto conocemos en este país, según algunos estudios el segundo más ruidoso del mundo. Y esto está ocurriendo en varias zonas de Sevilla, me consta, incluida la de Conde de Bustillo, aledaña a la gasolinera de Ramón y Cajal. Por favor, vecino, si llegas a leer estas líneas, créeme que entiendo tu buena intención, pero debemos ser muy cautos con las iniciativas personales.

A mí también me encanta la música, pero cada cosa, en su momento y en su lugar; es lo mejor para todos. Tan poco solidario es el que rompe el confinamiento como el que colabora a hacerlo más insoportable de lo que es, aún partiendo de la buena voluntad. Por favor, autoridades pertinentes, hagan un llamamiento más, en este caso a la cordura. 

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