Gonzalo Sánchez

La mafia se apodera del estuario del Guadalquivir

En la madrugada del jueves 6 de febrero, la embarcación que usa la comunidad científica para el estudio de las condiciones biológicas del Guadalquivir fue incendiada por unos malhechores. Esta embarcación pertenecía a Manuel Ruiz Sánchez, vecino de Lebrija, y estaba fondeada, como era habitual, en un canal del Guadalquivir a la altura de Lebrija. En 2011 la mafia ya le hundió el anterior barco por el mismo motivo…, y ni apareció el barco ni se detuvo a los delincuentes. Las labores de apoyo que realiza con esta embarcación junto a la comunidad científica (Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, Instituto Español de Oceanografía, Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera y el Grupo de Investigación Aphanius de la Universidad de Córdoba) eran su único sustento.

Manoli –como lo conocemos en Lebrija– es una persona reservada y generosa con la comunidad que vive; además de aportar todo su conocimiento y saber hacer como el más experto pescador en el estuario del Guadalquivir. Su elevado compromiso con la conservación del medio ambiente en el Bajo Guadalquivir y en el Parque Nacional de Doñana le han llevado a colaborar desde 1984 con distintas entidades científicas que desarrollan su labor en esta zona. En 2011, la desaparición de su barco coincidió con la publicación de diversos artículos y reportajes en los que la comunidad científica defendía una gestión racional de la riqueza natural de la zona, ayudando a que ésta continúe para las generaciones venideras; en definitiva, los científicos denunciaban la pesca ilegal en el Bajo Guadalquivir porque está esquilmando la riqueza biológica de todo el estuario.

Ahora le han metido fuego a su barco porque la Guardia Civil asestó un duro golpe a los ilegales. Manoli ha pagado los platos rotos. Manuel se ha quedado por segunda vez sin su medio de subsistencia y el estudio científico, que llevaba desarrollándose ininterrumpidamente a lo largo de 25 años, ha quedado provisionalmente paralizado. Los lebrijanos no seremos un pueblo digno si no apoyamos y defendemos el trabajo de Manoli y la comunidad científica. ¡No es justo que estos rufianes se salgan con la suya! 

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