FERIA Tiempo Sevilla | Este martes se espera que sea el día más caluroso en la Feria

Una de las cosas que más nos han ayudado a curar nuestra alma colectiva, de grupo, durante esos momentos de vértigo e incertidumbre en el confinamiento fue la ausencia de la agresividad y la confrontación política y mediática. Fue impresionante nuestra solidaridad y nuestra conducta cívica, como impresionante el silencio de la noche y la recuperación del medio ambiente. Teníamos un sentimiento común: salvarnos juntos.

Aún no estamos salvados, el virus persiste y, con mucho dolor por las pérdidas, hemos conseguido un gran logro, frenarlo. ¿La especie humana olvida tan rápido? No duró mucho este sueño de unidad. Ahora, como si una apisonadora quisiera borrar la esencia positiva de los humanos, llega la incoherencia de ciertas protestas.

Me impresiona que algunos medios de comunicación arrinconen los principios de la profesión para prestarse a expandir las ideas de la irracionalidad, donde el despertar se puede hacer muy amargo si no dimensionamos la situación con prudencia y con certezas basadas en el conocimiento y no en el miedo ni en falsos argumentos.

El confinamiento no ha sido un acto de autoritarismo, ha sido un mal menor para controlar la pandemia; la historia de la ciencia nos avala estos métodos. La economía, maltrecha desde 2008, nos hace aún más vulnerables a todos (empresarios, trabajadores, autónomos, dependientes...), pues el Estado lleva tiempo con poco dinero en sus arcas. Si no recaudas no puedes tener buenos servicios públicos. Si se deja el mercado al libre albedrío, vemos que hay personas que no tienen fin en su codicia y eso conlleva una sociedad mucho más injusta.

Ahora, un grupo de personas que apelan al patriotismo se comportan como niños egoístas y malcriados que no atienden a razón alguna, salvo a consignas que en nada ayudan a resolver problemas y sí a generar desesperanzas.

Ese grupo ignora la gran labor de nuestros sanitarios, ignora las colas del hambre, ignora la tremenda labor de nuestros agricultores, repartidores..., ignora la inmensa labor de las fuerzas de seguridad para sentirnos protegidos en nuestra casa, ignora que hay gente sin hogar, ignora la inteligencia de aquellas personas que gracias a estar bien formadas han sido capaces de responder con gran rapidez a ayudar a los más desfavorecidos, ignora que todo ello ha provocado un “éxito” (relativo) colectivo de todo el país y les ha permitido dormir con mediana serenidad para ahora acabar siendo unos desagradecidos.

¿Es a esos grupos a los que quieren los grandes medios de comunicación poner de ejemplo y de referente en nuestra sociedad? Cuando se abre la espita de la incongruencia, todos salimos perjudicados. 

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