José Luis Bustabad

Una situación insostenible

La falta de previsión del Gobierno y las multitudinarias manifestaciones conmemorativas del Día de la Mujer Trabajadora autorizadas por las delegaciones del Gobierno permitieron que el coronavirus entrara con fuerza en España, generando una crisis sanitaria que, “bajo un acertado estado de alarma”, ya ha causado 235.000 contagiados y al menos 47.500 muertos de los que un 60% son personas de avanzada edad residentes en centros geriátricos.

Contamos además con al menos 55.000 sanitarios contagiados debido a que combatieron y todavía combaten el virus del Covid-19 sin los medios adecuados de protección y a los que todavía no se le han hecho los correspondientes test, de los que al menos 70 han muerto. Estos medios adecuados tendrían que haber sido adquiridos en el mes de febrero ante la advertencia de la Organización Mundial de la Salud, que así lo requería advirtiendo de la amenaza de la pandemia, hechos que conocían el ministro de Sanidad,el de Interior y los delegados del Gobierno, así como los y las cabecillas de las masivas manifestaciones del 8 de marzo,que manifestaban alegremente que la violencia de género era más mortifera que la propia pandemia del coronavirus.

A fecha de hoy todavía esos medios son insuficientes porque no cubren las necesidades de todos esos equipos de sanidad, limpieza, ambulancias, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Bomberos, Protección Civil, etcétera, motivo por el cual un alto porcentaje de ellos continuarán contagiándose e incluso alguno de ellos podrían engrosar las listas de fallecidos. Todo esto sucede porque el coronavirus mata y nuestro presidente, soberbio y prepotente, no ve más allá de su quehacer diario para mantenerse sine díe en la Moncloa, quehacer que lleva implícito excluir de su agenda todo aquello que pueda perjudicarle.

Su enorme soberbia y su prepotente liderazgo entre los socialistas nos han llevado a ver cómo generaciones de personas mayores, consideradas de riesgo, han fallecido sin haber recibido el consuelo de sus familiares, sintiendo, eso sí, la quebrada voz por la emoción contenida y la mano tendida de unos grandes profesionales de la sanidad que, llenos de humanidad, les procuraron una muerte digna.

Esto, señor presidente, es insostenible en una democracia del siglo XXI en la que usted continúa dando vivas al 8 de marzo en sede parlamentaria y además llama a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado “Policía patriótica”, afirmaciones que son de una extrema gravedad y ante las que la Fiscalía General del Estado, de oficio, debería comenzar una exhaustiva investigación que podría culminar con un proceso judicial contra usted y parte de su Gobierno.

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