Usted conoce de sobra los desvelos de Arnaldo Otegi por las condiciones laborales de los trabajadores españoles, el empeño de Pablo Iglesias en repartir trocitos de cielo y la proverbial honestidad de nuestro presidente del Gobierno.

Bajo estas premisas, puede sorprender que pretendan derogar la reforma laboral, toda ella, en plena pandemia. Crear un caos económico dentro de un caos sanitario puede parecer un artefacto explosivo en los bajos del Estado, otra revolución en busca del hombre nuevo socialista o un intento de acaparar poder a cualquier precio.

Pierda cuidado, nada hay de eso. Derogar la reforma laboral en este momento es imposible, aunque el acuerdo firmado por PSOE, Podemos y EH Bildu es un hecho; así pues, ¿qué está ocurriendo? Que Iglesias está preparando su salida del Gobierno, que grandes empresas prefieren ahora a Ciudadanos y no a Podemos, que en el País Vasco se está fraguando un tripartito, que tres dementes desvarían, que Sánchez tuvo miedo a perder un chute de poder...

Imposible es saberlo; y para fastidiar, aquí le dejo otra teoría: un ser minúsculo puede ver una trompa, un pie enorme, una oreja de soplillo, y no ver que se encuentra ante un fabuloso elefante.