Afinar el tiro contra el coronavirus

Este pasarse la pelota de la responsabilidad unas administraciones a otras ha sido, por desgracia, la tónica general durante toda la pandemia

La Junta de Andalucía dejó ayer claro que evitará las grandes medidas autonómicas contra el recrudecimiento de la pandemia y optará, más bien, por intervenciones quirúrgicas en aquellas localidades que superen los 500 enfermos por cada 100.000 habitantes. Actualmente, nuestra comunidad tiene 34 localidades en esta situación, entre las que destaca Casariche, que triplica los malos datos de Madrid y se nos muestra como un ejemplo de cómo el coronavirus puede convertirse en una pesadilla si no se toman las medidas pertinentes y si no existe un compromiso de la ciudadanía en su erradicación. Acierta la Junta en no generalizar medidas restrictivas sin ton ni son, algo que podría ser muy dañino para la economía de la región, ya de por sí bastante afectada. Sin embargo, no acierta tanto al proponer otras actuaciones más generales y vagas, como limitar a seis personas las reuniones en el ámbito doméstico. En primer lugar, porque es una quimera que pueda ser controlado su cumplimiento por un Ejecutivo autonómico que no cuenta con una Policía autonómica propia; y en segundo lugar, porque no se entiende muy bien por qué se permiten reuniones de diez personas en bares y lugares públicos y, sin embargo, se restringe a seis en los hogares. Hasta que no se explique mejor, esta medida resultará completamente arbitraria. La Junta quiere que, en los municipios más afectados, sean los ayuntamientos los que, dentro de sus competencias, intensifiquen las restricciones en ámbitos como los velatorios o los horarios de la restauración. Por desgracia, este pasarse la pelota unas administraciones a otras ha sido la tónica general durante una pandemia cuya duración se presume todavía larga. Pero de nada servirán las medidas si, como se ha dicho hasta la saciedad, los ciudadanos no somos conscientes de que la primera barrera contra el virus somos nosotros. Tras el confinamiento ha quedado dramáticamente claro que, cuando hemos relajado la tensión, el virus ha aprovechado para medrar. De nada sirven las medidas de las instituciones si todos no nos comprometemos.

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