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Debate decisivo en el ecuador de las primarias

La cita de hoy debe hacer olvidar el clima de tensión que se vive desde octubre y centrarse en fijar un liderazgo y un proyecto

Los tres candidatos a secretario general del PSOE celebrarán hoy, a mediodía, el único debate que habrá para confrontar sus diferentes proyectos. Es una cita decisiva porque debe servir para encauzar la decisión de los militantes que aún no tengan dilucidado si desean apoyar a uno los tres modelos o a ninguno de ellos. La recogida de avales, convertida en una especie de primera vuelta para medir los apoyos en vez de servir para su función -un trámite que evite la proliferación de candidaturas escasamente representativas-, ha mostrado una carrera mucho más competida, con Susana Díaz en cabeza, sí, pero con Pedro Sánchez muy cerca, apenas a 6.000 avales de distancia. Pero el debate no será un cara a cara entre ambos porque el tercer contendiente, Patxi López, ha decidido mantener su opción -mucho menos respaldada por avalistas y con relevantes deserciones en los últimos días- hasta el final, con un mensaje de unidad. Porque, insistimos, ése es el mayor riesgo que vive el PSOE en este proceso interno: caer en el abismo de la escisión. La tensión física y verbal vivida en el tumultuoso Comité Federal del último primero de octubre no ha disminuido e incluso está marcando el tono de este proceso de primarias. El debate de hoy es una oportunidad para superar ese clima y centrar la discusión en qué modelo de partido y qué futuro proponen no sólo para el socialismo español sino también para el conjunto de la nación. Porque los candidatos han de ser conscientes de que nada garantiza que el PSOE siga siendo el partido indispensable que ha sido para la democracia española, bien desde el Gobierno, bien desde la oposición. La trayectoria seguida desde octubre parece haberle devuelto a la senda de la centralidad política -el CIS ha certificado la recuperación del segundo puesto, por encima de Unidos Podemos- , pero el contexto europeo no debe hacer olvidar que la socialdemocracia puede terminar en la irrelevancia, como ocurrió en Grecia o acaba de pasar en Francia. Este debate en el ecuador de las primarias habría de servir para alejar ese peligro, centrarse en el intercambio de ideas y propuestas, y garantizar a todo el electorado, y no sólo a los militantes con derecho a elegir al nuevo líder socialista, que el PSOE seguirá siendo un partido esencial en el sistema democrático español. Depende de los candidatos. Incluso si alguno de ellos opta por una vía distinta -la descalificación o la inquina-, los demás tienen la responsabilidad de no entrar en esa espiral y demostrar que el socialismo responsable encontrará en ellos lo que más necesita: liderazgo sensato y proyecto político.

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