La guerra comercial que ya ha estallado entre Europa y EEUU supondrá un durísimo golpe a la economía andaluza, muy especialmente a su sector agroalimentario, uno de los más dinámicos y productivos de la región. La Organización Mundial del Comercio ha autorizado a la Administración Trump a imponer tasas a los productos del Reino Unido, Francia, Alemania y España para compensar las ayudas -declaradas ahora ilegales- que estos países han dado a la empresa aeronáutica Airbus. El problema es que en el listado de productos que EEUU va a gravar con un arancel a partir del 18 de octubre constan algunos que pueden considerarse como la flor y la nata del campo español y, muy especialmente del andaluz: el aceite de oliva, la aceituna de mesa (ahora también la verde), el vino, el queso, el jamón, la carne de porcino congelada y los cítricos. Como se ve, es un torpedo a la línea de flotación a nuestras agricultura y ganadería.

El problema es aún más grave si se tiene en cuenta que los otros países mediterráneos que compiten con nosotros en estos productos (Portugal, Italia y Grecia) no estarán afectados por estos aranceles, por lo que su competitividad en los mercados norteamericanos crecerá notablemente. Además, España tiene que afrontar esta crisis comercial de primer orden con un Gobierno provisional y a las puertas de unas elecciones generales. Una vez más, se observa lo perjudicial que resulta para el país la incompetencia de una clase política que ha sido incapaz de dotarlo de estabilidad.

Así las cosas, es importante que tanto Europa como el Gobierno central y la Junta de Andalucía inicien cuanto antes una ofensiva diplomática de forma coordinada, cada administración según sus competencias y posibilidades, para aminorar en lo posible los daños. Es el momento de hacer valer nuestras buenas relaciones con EEUU, los muchos intereses que nos unen, y la lealtad y apoyo de España en cuestiones como el "escudo antimisiles" o la lucha contra el yihadismo. En cualquier caso, no se puede tolerar que la Administración Trump se cebe de una manera descarada con los productos agrícolas españoles y andaluces. Por su parte, Europa tiene que estudiar cómo va a ayudar a estos sectores, que a partir del 18 de octubre van a vivir momentos muy complicados. Ésta va a ser una prueba importante para el nuevo Gobierno andaluz. La gestión de esta crisis será de vital importancia para nuestra economía.