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La Junta toma la iniciativa en la crisis sanitaria

Es necesario abrir un periodo de reflexión y negociación para, entre todos, diseñar una sanidad eficaz y sostenible

La profunda crisis que vive el sector sanitario andaluz se ha cobrado sus dos primeras víctimas políticas. Tras meses de masivas movilizaciones populares en algunas de las principales ciudades andaluzas y el fracaso de las negociaciones que la Consejería de Salud mantenía con los opositores al decreto de las fusiones hospitalarias -sobre todo en Granada y Huelva-, tanto el viceconsejero del ramo, Martín Blanco, como el gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS), José Manuel Aranda, presentaron ayer su dimisión "a petición propia", aunque a nadie se le escapa que detrás de los ceses está la decisión del Gobierno andaluz de zanjar un problema que le está haciendo un gran daño a su imagen y valoración pública. Tanto Blanco como Aranda habían liderado las negociaciones con los profesionales de la sanidad, las cuales se encontraban en un callejón sin salida pese al interés de la Junta para que éstas prosperasen -el pasado viernes, los sindicatos las dieron por finalizadas-, por lo que son más que lógicas sus respectivas salidas de la cúpula de la Consejería de Salud. Por ahora, el Gobierno andaluz ha descartado la dimisión o destitución del consejero Aquilino Alonso, pero todo indica que podría ocurrir si en un razonable periodo de tiempo las cosas no mejoran en un sector que puede considerarse, junto a la Educación, como uno de los pilares del Estado de bienestar. El propio portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, aseguró que el Gobierno andaluz ha tenido la "humildad de rectificar" actuaciones que habían provocado la "inquietud en la ciudadanía", como se demostró con la fuerte contestación social a través de las llamadas mareas blancas. No es normal ver a una administración rectificar de una manera tan clara, lo cual nos indica el nivel de preocupación que existía en la Junta.

La reacción de la Junta de Andalucía no se ha limitado a renovar una parte de la cúpula de la Consejería de Salud. Paralelamente a la dimisión de Blanco y Aranda, la Administración autonómica acordó también ayer derogar las fusiones hospitalarias que estaban en marcha en Granada y Huelva. Lo que empezó siendo un intento de racionalizar y ahorrar el gasto sanitario ha acabado en una auténtica crisis. Ahora es el momento de que se abra un proceso de reflexión y de negociación entre el Ejecutivo, la oposición, los profesionales del sector y la sociedad en general para que, entre todos, diseñemos un modelo de sanidad pública eficaz y sostenible que sirva para las próximas décadas.

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