Medidas que siempre llegan tarde

Desde que empezó la pandemia, tanto el Gobierno central como el autonómico han ido siempre a remolque de los hechos. Esta vez había información para evitarlo

Como era de esperar, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, anunció ayer un nuevo endurecimiento de las medidas anti-Covid tras el espectacular aumento de los infectados tras el periodo vacacional navideño. La medida más llamativa adoptada por el Gobierno andaluz es el adelantamiento del toque de queda a las ocho de la tarde, aunque tendrá que contar antes con la aprobación del Ejecutivo central. Por ahora se descarta el confinamiento domiciliario que la propia Junta ha puesto sobre el tapete como posibilidad al ver cómo los números de afectados por el coronavirus se disparaban. Asimismo, se decreta el cierre de comercios y bares a las seis de la tarde, acabando con la excepción que tenían las cafeterías y bares que no sirviesen alcohol de poder clausurar a las 20:00. Destacable es también que se vuelve al cierre de las provincias, de las que no se podrá salir ni entrar si no es con una causa justificada. También, a partir de la medianoche de hoy -cuando entrarán en vigor las nuevas medidas- las reuniones no podrán superar las cuatro personas, tanto en el ámbito público como en el privado. En general, vemos que la Junta ha dado una importante vuelta de tuerca a las medidas anti-Covid, dificultando en sumo grado las reuniones sociales extrafamiliares y la movilidad de largo alcance si no es por motivos laborales. Es evidente que estas medidas eran necesarias ante los funestos datos de los últimos días, pero hay que hacerse la pregunta de si no llegan tarde, más cuando se sabía que tras la Navidad íbamos a sufrir una nueva ola. En general, los ciudadanos asistimos atónitos a cómo desde que empezó la pandemia, hace ya casi un año, tanto el Gobierno central como el autonómico han ido siempre a remolque de los hechos y han demostrado una asombrosa incapacidad de previsión. Quizás al principio de la pandemia se podía esgrimir el argumento de que nos enfrentábamos a algo desconocido, pero ya no. Las medidas de ahora llegan tarde y, probablemente, habrá que endurecerlas en un futuro muy próximo. El virus está descontrolado y lo peor es que sabíamos qué iba a ocurrir sin que se hiciese mucho para evitarlo.

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