Moción de censura: un error de Sánchez

El PSOE ha pecado de soberbia al plantear una moción de censura sin contar primero con los apoyos que le permitan sacarla adelante

Amedida que pasa el tiempo va quedando más claro que Pedro Sánchez se ha equivocado al empujar al PSOE a presentar una moción de censura al actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Aunque desde la formación socialista se ha insistido en que el factor sorpresa era fundamental para el posible éxito de esta iniciativa, lo cierto es que lo que se observa es una evidente precipitación, algo que nunca es bueno en política. El PSOE ha actuado demasiado en caliente, escudándose en una sentencia, la del caso Gürtel, que ha indignado a la sociedad española, pero que era de sobra esperada y no justificaba tales prisas. Además, ha tenido que recurrir a mañas poco honrosas, como la de engañar a la opinión pública sobre el momento exacto en que se iba a presentar formalmente dicha moción, convirtiendo la acción política en un juego de celadas impropias de un partido que aspira a gobernar España.

Nadie duda de que el PSOE tiene derecho a presentar la moción de censura, una herramienta contemplada por la Constitución y, por tanto, perfectamente utilizable. Además, es evidente que los niveles de corrupción detectados en los últimos tiempos en el PP -aunque bien es cierto que muchos de los casos corresponden a épocas pasadas- dan argumentos de sobra para justificar cualquier intento de desalojar a este partido del poder. Sin embargo, Pedro Sánchez y su equipo han pecado de soberbia al plantear esta moción en solitario, sin contar primero con los apoyos necesarios para que tenga alguna posibilidad de prosperar. Una vez que Ciudadanos se ha desmarcado claramente de la iniciativa, la única posibilidad de que ésta prospere es apoyarse en los votos de Podemos y de todo el conglomerado de partidos nacionalistas e independentistas. Es decir, se podría dar la circunstancia de que el presidente del Gobierno de España lo fuese gracias a los apoyos de los que, precisamente, quieren romper la unidad del país y la soberanía de todos los españoles, algo completamente inadmisible. El Gobierno nacería con un pecado original difícilmente redimible.

Cierto es que el PSOE ha dicho que no negociará nada con los nacionalistas, lo cual deja a la moción sin apenas opciones de prosperar. Lo único que ha logrado Pedro Sánchez es recuperar la iniciativa política después de estar completamente desdibujado por la crisis catalana. Pero, a cambio, volverá a demostrar su incapacidad para desbancar del Gobierno a un PP que vive los peores momentos de su historia. El tiempo dirá cómo de costosa será la factura de este error de Sánchez.

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